Continuamos con el trayecto en furgoneta desde Antsirabe a Miandrivazo amenizado con la música malgache que llevaba puesta el conductor. Esta vez, después de comer y de echar una cabezadita en el interior del vehículo, paramos en un pequeño pueblo pegado a la carretera que nos sirvió para estirar las piernas y realizar unas cuantas fotos a los niños que venían a curiosear.