Más alto, más lejos y más rápido. Iban a ser 36.576 metros y lo hizo a más de 39 kilómetros. El austriaco, un campeón del deporte extremo de 43 años de edad, tuvo como objetivo batir cuatro récords: el de subida en globo a mayor altura, el de salto desde la mayor altura, el de mayor velocidad en caída libre y el del número de minutos en caída libre; solo le faltó este último. Las marcas fueron cayendo, tras un proceso que duró algo más de dos horas y media para subir y nueve minutos y dos segundos de angustia, hasta que el saltador posó sus pies sobre la tierra. Fue el salto más alto de la historia, en los que el mundo entero se sobrecogió mientras el austriaco bajaba y era capaz de hablar al mismo tiempo. Baumgartner rompió la barrera del sonido, más de 1.130 kilómetros/ hora, llegó a los 1.173, apenas a los 45 segundos de lanzarse al vacío, desde el soporte exterior de la cápsula, en una vista impresionante.