Hace un año, la represión de una protesta en el parque Gezi de Estambul desató una ola de descontento antigubernamental sin precendentes, que se extendió como la pólvora por Turquía. Un año después, la ciudad y todo el país vuelven a estar en alerta máxima. Este sábado marchas conmemorativas recordarán lo que ocurrió y las autoridades turcas no están dispuestas a dejar que la situación escape a su control.
En Estambul han sido movilizados 25.000 agentes. En las calles hay 50 blindados antidisturbios. El objetivo es impedir a toda costa que los manifestantes se reunan en la plaza de Taksim, que hace un año se convirtió en el epicentro de las protestas. Todos los accesos a la plaza están cerrados, se ha interrumpido el transporte público e incluso se van a controlar los puentes que unen los lados europeo y asiático de la ciudad.
El primer ministro, Recep Tayip Erdogan, se refirió este viernes a los manifestantes de Genzi como “saqueadores” y dijo que “la violencia nace donde no hay ideas”.