También, refuerza el alistamiento de soldados para evitar que los militantes del Estado Islámico de Irak y el Levante se acerquen a Bagdad.
Al tiempo que hace un llamamiento a los voluntarios, el El ayatolá chií Ali al-Sistani ha pedido al gobierno que busque una solución política.
Las ejecuciones sumarias por parte de los militantes suníes en Tikrit, hace dos semanas, supondrían, según Human Right Watch, la mayor escalada de violencia en el país desde 2003.
Las agencias internacionales han lanzado un mensaje de alerta debido a las consecuencias humanitarias de este conflicto que ha obligado a huir a más de un millón de iraquíes desde principios de año.