El nuevo presidente rumano dice que quiere sorprender al mundo transformando su país durante sus cinco años de mandato. Klaus Iohannis quiere que Rumanía deje de ser “un país de proyectos iniciados y nunca terminados”.

Lo ha dicho durante el discurso de investidura, en el que ha reafirmado su compromiso con la lucha contra la corrupción, una de las razones que lo auparon a la jefatura del Estado.

“Deseo que al final de mi mandato la corrupción ya no figure en la agenda pública. Las instituciones públicas deben trabajar para los ciudadanos y la clase política debe entender de una vez que está trabajando por el interés público y no por intereses personales o de grupo”, ha declarado.

La receta para lograrlo, según Iohannis, primer presidente rumano perteneciente a la minoría alemana, pasa no sólo por modificar la legislación sino también por “cambiar la mentalidad y la manera de trabajar”.

Iohannis ha asumido oficialmente el cargo un mes después de haber ganado al socialdemócrata Victor Ponta, actual primer ministro, con el 54,66% de los votos.