Para unos el objetivo de la vida es encontrar la felicidad, para otros es tener la mayor cantidad de dinero posible, para algunos más acumular el mayor número de experiencias. Pero quizá son diferentes maneras de buscar lo mismo. Quizá lo que buscamos todos es la dopamina. La dopamina vendría a ser el azucarillo que nos da nuestro organismo cuando hacemos algo que favorece nuestras posibilidades de supervivencia o reproducción. Cada vez que comemos, vencemos en una pelea, nos acostamos con alguien, ganamos dinero, o recibimos un halago, nuestro cerebro suelta dopamina y nosotros sentimos una sensación de bienestar y a veces incluso de euforia. Sin embargo no todo es tan bonito. Es relativamente sencillo engañar a las neuronas productoras de dopamina. Y así las drogas pueden conseguir que recibamos “el azucarillo de la dopamina” sin haber sido realmente merecedores de la recompensa. De hecho el efecto en la dopamina de las drogas es muy superior al de las actividades normales.