El prof. Simon Baron-cohen opina que el cerebro femenino está predominantemente estructurado para la empatía. El masculino está predominantemente estructurado para entender y construir sistemas. Y define empatía y sistematización. La empatía ocurre cuando sentimos una reacción emocional... provocada por la emoción de otra persona, con el fin de comprenderla, de predecir su comportamiento y de conectar con ella. La empatía... se manifiesta como un deseo de ayudar a los demás, una capacidad más frecuente en las mujeres que en los hombres. La sistematización sería la capacidad para analizar, explorar y construir un sistema.
Empatía y sistematización son consideradas, al igual que cualquier otra capacidad humana, medibles. Haciéndolo a través de dos pruebas: el coeficiente de empatía y el de sistematización.
Hay ya un gran salto al vacío que se produce con la afirmación de que el comportamiento proviene del cerebro, sin embargo para Baron-Cohen el mayor obstáculo no es éste, sino cómo argumentar la diferencia de los cerebros de hombres y mujeres.
Propone entonces que las secreciones de testosterona prenatal, en el tiempo de la gestación, afectarían al índice de crecimiento de los dos hemisferios del cerebro. Mediante un conjunto de pruebas diversas con animales, con transexuales, accediendo a muestras de líquido fetal producto de la amniocentesis y realizando posteriormente seguimientos a los bebés, bebés con hipogonadismo hipogonadotrófico idiopático IHH... y otras muchas se esforzará en establecer este lazo entre testosterona y empatía a través de la conformación del cerebro. Concluyendo que es la testosterona prenatal la que juega una importante función en el desarrollo de las diferencias individuales en la empatía, en el lenguaje y la sistematización. Siendo la amígdala donde se produce la conexión entre cerebro y empatía.