¿Se puede hacer un juego de destruir cosas con toda la simplicidad del mundo en plan mal? la respuesta debería ser: no, es imposible, no puede haber nadie tan inútil, me niego a creer tus palabras maldito fariseo. Pero parece ser que a veces la realidad puede superar a la ficción de una manera tan dura que abruma y acaba con toda esperanza de que puedan quedar cosas divertidas en el mundo. Dejadme, necesito llorar.