Para esotéricos, para curiosos, para intelectuales, y para preocupados, el mural que publicó la revista ‘The Economist’, se pone cada vez más interesante.
Para esotéricos chapados a la teoría de la conspiración, el mural es un jugoso símbolo profético lleno de incógnitas llenas de maldad y sentidos maquiavélicos, que están por cumplirse en una situación apocalíptica.
Para los intelectuales puede ser una obra pictórica que si bien no predice el futuro, habla perfectamente en el lenguaje de la pintura, de la gran preocupación real que existe en el mundo. Estoy hablando del número especial publicado hace meses, titulado "What if" y que en esa ocasión aludió a quien pudiera ser un gran problema para el mundo.
¿Qué pasaría si Donald Trump fuera presidente? En el mural se ve que todo cayó hasta el fondo del mar. En medio la Casa Blanca y Trump. Un muro partido a la mitad con los escudos de la otrora Alemania, la federal, y del otro lado, la democrática.
Los artistas ponen en un costado al líder norcoreano con un camarón en la mano, que parece estar lleno de radiación, y un misil despegando; y del otro lado al grupo Anonymous que no sabemos por qué lo pusieron.
China vendiendo algo, con dos boyas o dos cartuchos de dinamita. Mantarrayas por todos lados, y animales, símbolos y números extraños entre la fauna marina. Se avecina un caos, da la sensación al contemplar este caleidoscopio, ¿el sistema capitalista sufrirá una mutación? No lo sabemos.
Lo que sabemos es que el mundo se volvería loco si Trump se sienta en la silla presidencial y cumple sus promesas: sacar las inversiones multimillonarias de empresarios estadounidenses de China, construir el Muro del Odio entre EE.UU. y México -entre Occidente y Latinoamérica-, patear a los musulmanes, y degustar de las políticas agresivas militares.
Las cosas no están claras para nadie. Del otro lado de Trump, está Clinton que se convirtió en la primera mujer en ser candidata a la presidencia en la historia de Estados Unidos. Lo extraño es que logró esto, cuando más de la mitad del país la repudia, es decir, teniendo una cifra de impopularidad altísima, 60 % según las encuestas.
La tachan de deshonesta y tramposa. Algo que no le costó trabajo sobre todo por sus escándalos: la tragedia en la ciudad libia de Bengasi, cuando fue asesinado el embajador estadounidense; y el escándalo de sus correos electrónicos, debido a que violó el protocolo de la seguridad nacional de EE.UU., al usar un servidor privado a su gusto, para su trabajo como Secretaria de Estado.
Entre Trump y Clinton se dibuja hoy una realidad problemática para el propio pueblo estadounidense, que es que la mayoría votará por ella o por él, porque no les queda de otra, porque no hay opción, porque no hay camino ni luz para EE.UU. que el electorado vea con claridad en ellos.
Entre un "showman" que amenaza al mundo y una mujer loba de mar, que ha intervenido en la violencia en el mundo. El fin del mundo, al menos como lo conocemos (mundo imperialista, capitalista, globalizador hacia una nueva propuesta entre EE.UU. y Rusia como dibuja Trump) podrían significar las próximas elecciones de EE.UU. de América.
Nota: el mural del The Economist fue realizado en consenso con artistas, intelectuales, estadistas de talla que se reúnen para hacer su pronóstico. No es una dibujo lúdico de alguien advenedizo.