Dos médicos, hermanos gemelos, genéticamente idénticos, se sometieron a un experimento de un mes de duración durante el cual, uno de ellos llevó una dieta alta en grasas pero con nada de hidratos de carbono y el otro, una dieta rica en hidratos y azúcares, pero con un mínimo aporte graso. Se registró el peso, el porcentaje de grasa y músculo en el cuerpo, así como los niveles de colesterol e insulina antes de emprender el experimento y se les brindó asesoramiento nutricional con una profesional en la temática, indicándoles que podían comer las cantidades que quisieran de los alimentos aptos para sus dietas.
Durante el transcurso del mes que duró el experimento, se les pidió a ambos hermanos gemelos que se sometieran a pruebas de su funcionamiento mental, así como a una actividad que verificaría su rendimiento físico. Después de un mes, los hermanos volvieron a realizarse todas las pruebas de laboratorio y la evaluación corporal, comprobando que quien llevo la dieta alta en grasas había perdido alrededor de 4 kilos, mientras que quien llevo la dieta rica en hidratos pero con casi nada de grasas, perdió 1,5 kilos de peso. Sin embargo, el primero cuya pérdida de peso fue superior, perdió 2 kilos de músculo, mientras que el segundo perdió principalmente grasa.
Asimismo, en el gemelo que llevo la dieta hiperhidrocarbonada el rendimiento mental y físico no se modificó en absoluto en comparación con su hermano, quien sufrió una reducción en su capacidad de concentración y atención así como una caída en su rendimiento físico cuando se los sometió a una prueba con bicicletas. Además, se observó que los niveles de colesterol no se modificaron notablemente en ninguno de los dos hermanos, pero sí hubo cambios en su insulina en sangre, registrando una leve resistencia a la acción de esta hormona el gemelo que perdió más peso y que llevó una dieta rica en grasas.