No vemos exactamente lo mismo con el ojo derecho que con el ojo izquierdo. A esta diferencia en las dos imágenes retinianas se le llama disparidad horizontal, disparidad retiniana o disparidad binocular y se origina por la diferente posición de ambos ojos en la cabeza. Sin embargo, cuando miramos, vemos una sola imagen de las cosas y no dos distintas, lo que nos dificultaría mucho desarrollar nuestra vida con normalidad. La capacidad que tiene el hombre de integrar las dos imágenes que está viendo en una sola por medio del cerebro es la que nos permite disfrutar de la llamada visión estereoscópica. Para hacerla posible, nuestro cerebro analiza los datos que recibe de los dos ojos y genera una imagen única tridimensional. Por tanto, para disfrutar de esta capacidad, es necesario un correcto funcionamiento de ambos ojos y del cerebro. Pero no nacemos con esta capacidad plenamente desarrollada. Durante la infancia vamos desarrollando la visión binocular (con los dos ojos), ya que para fusionar los estímulos de un mundo en 3D, el cerebro humano debe emplear algunos años. Según un estudio de la Universidad de Londres, prácticamente no vemos perfectamente en 3D hasta después de los 12 años de edad. Hay quienes no llegan a lograr la visión estereoscópica. Esta “ceguera estéreo” o “visión plana”, puede responder a un mal alineamiento de los ojos o a un problema de funcionamiento del cerebro. Según diferentes fuentes, esta disfunción puede afectar a entre el 4% y el 10% de la población, especialmente niños.