Los prebióticos son sustancias no digeribles que sirven de alimento a la microbiota, con el objetivo de estimular el crecimiento favorable de nuestras propias bacterias autóctonas. Es decir, en vez de añadir bacterias externas, alimentamos las que tenemos. Cuando pensamos en almidón nos referimos generalmente al tipo fácilmente convertible en glucosa, ideal por ejemplo para rellenar las reservas de glucógeno después de un duro entrenamiento. El almidón resistente es diferente. Como su nombre indica, se resiste a la digestión. Viaja por nuestro intestino relativamente intacto, hasta llegar al colon, donde es recibido, con los brazos abiertos, por nuestras bacterias. Existen en realidad varios tipos de almidón resistente.
Tipo 1: Almidón no digerible al estar protegido por las paredes celulares vegetales. Se encuentra en legumbres, cereales y semillas.
Tipo 2: Es intrínsecamente no digerible, por su alto contenido en amilosa. Se encuentra por ejemplo en la patata (cruda) y el plátano verde. Si se utilizan altas temperaturas al cocinar se hace digestible.
Tipo 3: Denominado también almidón retrogradado, ya que se forma cuando ciertos tipos de almidón son calentados y enfriados posteriormente.
Tipo 4: Es un tipo de almidón artificial modificado químicamente. No existe en la naturaleza.
Esta separación no es tan clara en la práctica, y generalmente los alimentos tienen porcentajes diferentes de los tres primeros tipos. Dependiendo además de cómo se preparen o procesen los alimentos el contenido de cada tipo de almidón varía. Podríamos decir que el almidón resistente representa una de las comidas más saludables para nuestras bacterias. Y si nuestras bacterias gozan de salud, harán mucho por nosotros. El almidón resistente ayuda a prevenir el daño metabólico por partida doble: Reduce los niveles de glucosa en sangre posteriores a la comida (estudio, estudio, estudio).
Mejora la sensibilidad a la insulina (estudio, estudio, estudio).
Esto lo hace especialmente interesante para diabéticos y personas con resistencia a la insulina. El almidón resistente juega un papel relevante en los siguientes puntos:
Mejora la integridad de la mucosa intestinal y el funcionamiento del sistema inmune (estudio).
Reduce la permeabilidad intestinal (estudio).
Previene que ciertas endotoxinas crucen la barrera intestinal (estudio), fruto seguramente de los dos puntos anteriores (mejor protección de la barrera intestinal).
En animales optimiza la absorción de minerales como el magnesio (estudio, estudio).