La tragedia de Barajas sigue bajo rigurosa investigación. La clave ahora, según los técnicos, está en reconstruir el avión de Spanair pieza por pieza para ver dónde se esconde el fallo fatal. Los motores no sufrieron daños, no explotaron; por eso la incertidumbre de por qué viró el avión hacia la derecha sigue pendiente de respuesta. El juez ha visionado las imágenes que se pudieron ver desde el centro de control de Barajas. El avión rueda por la pista aparentemente normal, despega, y eleva el morro 60 metros. Tras dos segundos el avión cae. Lo que no se ve es cómo el ala toca el suelo y hace que el morro se estampe. El aparato se despedaza mientras la inercia lo arrastra. Emerge una nube de polvo y luego dos columnas de humo que corresponden a dos explosiones. La investigación avanza también con las piezas del avión reunidas en un hangar para reconstruir el aparato. La cola intacta, una pared del fuselaje con cuatro ventanillas y un motor casi entero. El resto de piezas no son mas grandes que una mano. Pero la primera impresión de los motores es que están en buen estado, que no hubo explosión en el motor. Los expertos de Aviación Civil explican que lo aviones levantan el vuelo con un solo motor y los pilotos se entrenan cada seis meses para ello. En este modelo los motores están juntos en la parte trasera. Por lo que un fallo de motor no hubiera producido un viraje a la derecha. Sin embargo, un error que impidiera al piloto controlar los mandos y en concreto el timón de cola sí. Pero extraña, porque este avión tiene triplicado el sistema hidráulico. Las cajas negras, en buen estado, se encontraron muy cerca. Están ya en Inglaterra para desentrañar su contenido; la que registra los fallos técnicos será decisiva.