Cien voluntarios han acudido al derribo para apoyar a las familias de gitanos rumanos. Algunos de los afectados y voluntarios se han metido dentro de las infraviviendas para evitar el derribo. Las excavadoras, acompañadas de un fuerte dispositivo policial, han demolido diez chabolas. Los vecinos han conseguido evitar con su presencia que tiren dos más. Según el Ayuntamiento de Madrid, el propietario del suelo había pedido el desalojo y el derribo de las infraviviendas por vía judicial. Según los vecinos, el Consistorio tenía orden de desalojo, pero no de derribo.