Aunque el propio presidente del Gobierno defina sus grandes rasgos, ha sido hoy cuando, por primera vez públicamente, el ministerio del Interior ha ido concretando las nuevas sanciones de la Ley de Seguridad. El ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, justifica el cambio en la ley por la aparición de nuevas conductas que no existían en el 98 y que ahora hay que regular. Se refiere a los "escraches" o a las manifestaciones de "rodea el Congreso".La oposición ha puesto el grito en el cielo. El diputado de Izquierda Unida, Gaspar Llamazares, señala que lo que ahora pretenden es "hacer una legislación de excepción o una legislación del adversario político". También llegan críticas desde el PSOE. Su vicesecretaria general, Elena Valenciano, le pedía hoy al Gobierno en el Congreso de los Diputados que "saque a la gente del infierno en el que está viviendo" y les pedía que no "intenten, además, amordazarlos". Consideran que para controlar los escraches u otras manifestaciones basta con la regulación existente.También desde el PNV se critica la nueva ley e inciden en que "las multas nunca han solucionado la brutalidad", en palabras de Pedro Azpiazu, diputado de la formación conservadora nacionalista vasca.Lo cierto es que, al convertirlos en infracciones administrativas, el proceso de castigo se agiliza: será parecido a una multa de tráfico. Primero habrá que pagar para después recurrir a los tribunales.