Caixabank analiza esta tarde si cambia su sede de Barcelona a Palma de Mallorca, con la ayuda del último decreto aprobado hoy por el Gobierno. Sin él, no podría adoptar esta decisión porque en sus estatutos un cambio de sede requiere el visto bueno de la junta de accionistas. Tardaría un mes. La realidad no permite esperar tanto. El sindicato mayoritario habla de la "fuerte presión que están viviendo los empleados por parte de los clientes, que piden explicaciones ante las incertidumbres que plantea la situación actual". Desde la Generalitat se niega haber presionado para que los bancos no se muden. El cambio social asegura a los clientes permanecer bajo el paraguas del BCE y del Fondo de Garantía de Depósitos (FGD). Pero es también es una especie de me voy, pero me quedo. Ni oficinas, ni trabajadores se trasladarán. Ni tampoco los impuestos, porque la sede fiscal permanecerá en Cataluña. Caixabank, banco líder de particulares: uno de cada cuatro españoles tiene su nómina domiciliada en esta entidad, seguiría los pasos del Sabadell que ayer se mudó a Alicante. Las acciones de ambas entidades caen hoy un 2% en bolsa.
-Redacción-