Alarma en el centro de Barcelona. Alrededor de las ocho de la tarde de este martes los Mossos acordonaban la zona cercana a la Sagrada Familia. Se desalojaban templo, tiendas, comercios y terrazas. Y se restringía el acceso a las nueve manzanas cercanas. Se temía lo peor: un nuevo atentado. Una furgoneta estacionada en los aledaños de la basílica ha levantado las sospechas de los agentes. Rápidamente se activaba el protocolo antiterrorista. Especialistas comprobaban que en su interior no había ni explosivos ni sustancias peligrosas. Los dos ocupantes del vehículo eran retenidos, pero poco después la policía catalana anunciaba que no había detenidos porque todo ha sido una falsa alarma. Una vez realizadas las comprobaciones, después de hora y media, se reabrían las calles cortadas y se restablecía el servicio del metro, alterado por las estaciones que tienen parada en este templo. No hace ni un mes que se produjo el atentado de Barcelona, en alerta antiterrorista de nivel 4. Y los servicios de inteligencia franceses advierten de la presencia en Europa de cinco yihadistas dispuestos a cometer un atentado de forma inminente.
-Redacción-