Con la morgue de Mocoa saturada de cadáveres, policías y voluntarios trasladan hasta el cementerio antiguo de la ciudad los cuerpos que van recuperando tras la avalancha. Envueltos en sábanas, en el suelo, esperan a ser identificados por los cientos de familiares desesperados que aguardan a las puertas del recinto. Mientras, las autoridades siguen buscando a supervivientes entre el lodo, las piedras y los escombros. Todavía no se conoce el alcance real de la catástrofe que golpeó la madrugada del viernes a esta ciudad de 45 mil habitantes. La ayuda humanitaria ya ha empezado a llegar y los afectados están siendo reubicados en albergues. La falta de agua potable es uno de los principales problemas a los que se enfrenta ahora la población. El Gobierno va a empezar una campaña de vacunación para evitar un brote de epidemias. Se esperan más lluvias para los próximos días.
-Redacción-