Se celebraban hoy las tradicionales jornadas de puertas abiertas en el Supremo, pero su presidente estaba más concentrado en dejar claro este mensaje: niega presiones, ni del Gobierno ni de los bancos que expliquen la supervisión y el celo judicial, con el asunto del impuesto de las hipotecas. Tal y como él mismo ha explicado, el mismo jueves que se conoció la sentencia, habló varias veces con el presidente de la Sala Tercera. Debido a la incertidumbre generada, al no saberse ni a quién había que reclamar ni desde cuándo, un día después, le pide una nota aclaratoria. Pero la resolución es firme, por eso el lunes, Díaz-Picazo, tras una reunión insólita, prefirió convocar al Pleno jurisdiccional. Según Lesmes esto provocó lo que ha llamado "una desconfianza reputacional", la percepción de que lo que se quería hacer era en realidad, revisar la sentencia; por eso pide disculpas y admite que la gestión ha sido "deficiente". Ahora el objetivo dice, es recuperar la confianza a once días de saber definitivamente quién paga el impuesto de las hipotecas.
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