La última de Sánchez ha tenido como escenario el Ateneo de Madrid, durante un homenaje a la escritora Almudena Grandes, que era más mala que la carne de pescuezo, pero a quien la izquierda pretende subir a los altares.
¿Pues no va Sánchez y en pleno guateque, poniendo los ojos en blanco, suelta que pasará a la Historia por sacar a Franco del Valle de los Caídos?
No es una broma, aunque todo en el líder del PSOE y su cuadrilla sea caricatura.
Si el gran mérito de Sánchez, para aparecer en los libros de Sexto de Primaria, ha sido remover los restos de Franco, 44 años después de que el dictador falleciera apaciblemente en la cama de un hospital que él mismo había inaugurado y tras cuatro décadas de gobernar España sin que nadie le tosiera porque, entre otras cosas, los socialistas andaban de vacaciones y acojonados, a la Historia pasará hasta Jorge Javier Vázquez.
Ese tipo de mamarrachadas no las dice nunca de si mismo el jefe de la banda, sino alguno de los pelotas que le rodean.
La Pajín de turno, aquella que calificaba de “acontecimiento interplanetario” la probable entrevista entre Zapatero y Obama y que llegó a ministra.
No es fácil discernir si la última sandez de Sánchez es consecuencia de su narcisismo desbocado, de no haberse tomado la medicación o de escuchar demasiado la Cadena SER, pero tengo claro que anda errado.
El cabecilla del PSOE pasará a la posteridad por haber hundido España en tiempo récord, perpetrando tropelías como las que que voy a enumerar a continuación:
‘Plagiar su tesis, pactar con los separatistas, indultar a los golpistas catalanes, abrazarse a los terroristas, ser condenado dos veces por el Tribunal Constitucional, disparar la Deuda y el Gasto Público a niveles estratosféricos y reformar el Código Penal a la orden de los delincuentes’.
En cuatro años de sanchismo, que es un régimen sin escrúpulos cuya única ideología es la supervivencia, el calamitoso inquilino de la Moncloa ha puesto todas sus energías en resucitar el guerracivilismo, erosionar nuestra democracia y transformar la pobreza, inducida por su ineptitud en la gestión de la economía, en un mecanismo de control social.
Y mientras, se ha entregado sin condiciones a los múltiples secuestradores que ha aceptado como socios para seguir durmiendo en La Moncloa: desde Mohamed VI al etarra Otegi, pasando por el golpista Junqueras o la sectaria Irene Montero, cónyuge de Pablo Iglesias.
Claro que Sánchez pasará a la Historia, pero como el peor presidente que hemos sufrido.
Lo cual supone una proeza descomunal, teniendo presente que antes aguantamos al pazguato Zapatero.