Roberto Kalm, un extranjero que radica en Cabo San Lucas, casado con una mexicana, le reporta a Azucena Uresti que Cabo San Lucas es un pueblo sin ley, que no hay autoridades, ni federales ni locales, y que los saqueos se extienden también a los hogares. Ya hay muertos, asegura, sin que ninguna autoridad se entere del asunto.