Lo difícil de saber marcharse | La crónica de Sastre

Cadena Ser 2024-07-22

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Es curioso que fuera a través de un mensaje en X, la red social de Elon Musk. Pero así fue, dando brío al género de las cartas en la red que se compró uno de los mayores patrocinadores de Donald Trump. Ahí es donde Biden escribió: "Aunque mi intención era buscar la reelección, lo mejor para mi partido y para el país es que renuncie". No ha sido sólo la edad. O no ha sido tanto por la edad -Biden tiene 81 y Trump 78- como por las dudas sobre su capacidad.

Los balbuceos fueron lo que cambiaron todo en el debate que todo el mundo vio y a Biden le ha costado ver más de 20 días. Después vino el atentado de Pensilvania y la Convención Republicana en la que Trump dijo que sigue vivo gracias a Dios, en la que se presentó -mesiánico- como el elegido frente a un hombre débil, que es como ha definido a Biden este fin de semana: débil y patético.

Todo el tiempo en que Biden ha retrasado lo inevitable es la ventaja que los republicanos han ampliado sobre los demócratas, aunque la trama tiene ahora eso que es tan propio de los guiones americanos: un giro, el mundo en vilo y un montón de preguntas: ¿tiene Kamala Harris apoyos suficientes? ¿Podrá así ganar a Trump? ¿Cómo se ha llegado a lo que el Wall Street Journal define como un error de cálculo épico? La resistencia de Biden tiene un alcance político global y, sin embargo, remite a una explicación humana. Ni siquiera ser el hombre más poderoso del mundo -o de los más poderosos- te exime de comprobar que hay pocas cosas tan difíciles de hacer bien como saber marcharse. Para eso, siempre hay gente dispuesta a ayudarte. Especialmente dentro de tu propio partido.

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