Lourdes Arrieta, la diputada libertaria del patito amarillo en la cabeza que participó de la visita a los genocidas presos en el penal de Ezeiza, decidió que, si ella va a hundirse, arrastrará consigo a toda la conducción de La Libertad Avanza. En el marco de la reunión de comisión de Peticiones, Poderes y Reglamento --el espacio que se había consensuado con la oposición para comenzar a investigar la excursión de seis diputadas oficialistas al pabellón de represores--, Arrieta responsabilizó públicamente a Martín Menem de la visita. "Tanto Beltran Benedit como el presidente de la Cámara Martín Menem deberán dar explicaciones. Nosotros no nos mandamos solos, no me voy a subir a una combi sin algún tipo de aval político", afirmó la diputada, que viene sosteniendo un plan redentor que tiene a todo su bloque furioso pidiendo castigo. Pero castigo no para quienes fueron a ver a Alfredo Astiz, sino contra quienes hablaron y habilitaron, así, a que el tema siga en agenda. El peronismo, mientras tanto, aprovecha: el objetivo es sostener el debate en el Congreso, a la espera de un timing político que les permita ir "hasta las últimas consecuencias".
El oficialismo, frente a estas acusaciones, optó por la estrategia original de despegar al bloque de todo lo sucedido. "Ratificamos la democracia y los derechos constitucionales. Los que cometieron delitos de lesa humanidad tienen que estar presos", afirmó el presidente de bloque, Gabriel Bornoroni, que, sin embargo, se mostró molesto por la descripción de Siley de los crímenes cometidos por los represores a los que sus compañeros de bloque habían visitado. "No estamos para hablar de las cosas que hicieron mal unos personajes de la historia de la Argentina que no tienen nada que ver con los diputados de LLA", insistió y se escucharon las risas sarcásticas de UxP. "Genocidas se llaman", le recordó Cecilia Moreau.
Crédito: Diputados.