Para explicar el arrollador éxito de Isabel Díaz Ayuso, hay muchos, incluidos colegas de partido que se limitan a sentenciar ufanos que la líder popular ha ‘caído de pie’.
La suerte es esencial en la vida, pero sólo es un factor más en la meteórica y deslumbrante carrera de la presidenta madrileña.
La clave del triunfo de Ayuso, el secreto de sus repetidas victorias sobre Sánchez y del aplastamiento de la izquierda en la capital de España, es que ha entendido el juego.
Ayuso es plenamente consciente de que el marido de Begoña es un tipo sin escrúpulos, no se traga la fabula de que hay un PSOE ‘decente’ detrás de lo que vemos, llama a las cosas por su nombre y carece de complejos.
Y ha elevado el punto de mira.
Asume que defender a los ciudadanos que la han votado, a los seis millones largos de madrileños, pasa por defender a España, a los 47 millones de españoles y su sistema de libertades, perogrullada que no todos los líderes de la oposición parecen comprender.
El socialista Sánchez inauguró el curso político este miércoles afirmando sin ponerse colorado que encabeza un Gobierno ‘limpio’ y arremetiendo contra la gestión de los gobiernos autonómicos del PP, singularmente contra el de Madrid que se ha convertido en su ‘bestia negra’.
Ayuso no se ha limitado a encajar el golpe o se ha puesto de perfil.
Ha ido directamente al choque y además de rebatir con datos concretos los 7 infundios soltados por el amo del PSOE sobre Sanidad, Educación o Impuestos, insta a los presidentes autonómicos del PP a darle plantón.
Pide Ayuso a sus compañeros de partido que no entren en el chalaneo, que no caigan en las trampas que con toda seguridad les tenderá Sánchez para tratar de justificar el atraco a los españoles escondido tras el mal llamado Cupo Catalán.
La táctica de Sánchez, destinada a abrir grietas entre las 11 regiones controladas por el PP, es más que evidente: ofrecerá contraprestaciones, ventajas especificas, paquetes de dinero y otras regalías a algunos, a cambio de su aquiescencia al apaño PSOE-ERC o al menos de su pasividad.
Le basta que, seducidos por un puñado de billetes, como les paso a los pardillos de Coalición Canaria hace un año, piquen un par de ellos. O uno.
No creo que suceda, pero no se puede ignorar que dentro del PP hay sensibilidades diversas e incluso posiciones contradictorias y la prueba es que ni son capaces de ponerse de acuerdo sobre si hay que llevar o no a Begoña a la Comisión del Senado, para que de cuenta de sus apaños.
Mi opinión es que hay que sentar a la paisana en el Senado y que no hacerlo transmite a la ciudadanía un mensaje de debilidad y la sensación de que una parte importante del PP no entiende que la batalla política en España no es una competición entre caballeros, sino una pelea a cara de perro con un hatajo de maleantes sin escrúpulos dispuestos a todo.
Ayuso ha dejado claro, porque es la realidad, que si alguno sueña que su pequeña taifa territorial o institucional sobrevivirá a la quiebra