El estrés no siempre actúa de una forma adaptativa. Cuando estas medidas se mantienen elevadas por tiempos muy prolongados, o cuando estos incrementos se dan con una cierta frecuencia, entonces es cuando puede aparecer el riesgo de desarrollar determinadas enfermedades psicosomáticas. Pero el estrés puede llegar a ser nocivo para las personas, no sólo por su intensidad, o su frecuencia, sino también por su ausencia o disminución, ya que un cierto grado de activación es imprescindible para mantener nuestro organismo en estado de alerta. Este tipo de estrés a veces se presenta como una merma en las facultades físicas e intelectuales, fatiga, etc. y generalmente lo definimos como "estar cansado de no hacer nada".
Ocurre esto cuando se realizan trabajos excesivamente rutinarios o automáticos, o en unas vacaciones excesivamente tranquilas si el ritmo de vida anterior era muy ajetreado.