Gandules, sectarios o simplemente memos.

O todo a la vez, porque viendo como actúan Sánchez y su cuadrilla, la conclusión más obvia es que son una panda de zopencos.

Lo ilustra perfectamente lo sucedido este 8 de diciembre, con motivo de la reapertura de la catedral de Notre Dame en París.

La ceremonia, que marcó el final de cinco años de restauración tras el devastador incendio de 2019, reunió un rosario de líderes mundiales.

Estaban todos, incluido el príncipe Moulay Rachid, enviado en representación de Marruecos por Mohammed VI, descendiente de Mahoma y Comendador de los Creyentes.

En primera fila, entre Macron y su mujer, y separado de Jill Biden que le odia, estaba Trump, no muy lejos de Elon Musk y de Guillermo de Gales.

También andaba por allí el presidente ucraniano Volodimir Zelenski, quien se tomó un respiro de la guerra contra Rusia para estar presente.

Y en medio de todo eso, una ausencia notable: la de los españoles. Ni rastro en el templo de Felipe VI o de un representante del Gobierno Sánchez.

Está confirmado que el Elíseo cursó invitaciones al ministro de Cultura, el antitaurino Urtasun, y a los Reyes Felipe y Letizia.

En el caso del primero, fuentes de su entorno nos dicen que no pudo acudir por cuestiones de ‘agenda’.

Te pones a indagar y resulta que la ‘agenda’ de marras era que tenía circo.

Y la realidad es que a las 18.30 asistió en Madrid a una función del Circo Mundial, dejando claro que los ministros de Sánchez se sienten mucho más en su salsa entre payasos y acróbatas, que junto a dirigentes de los cinco continentes.



En el caso de los Monarcas, alegan chupatintas oficiales que el calendario ‘era complicado’, porque lo de Notre Dame coincidía con la misa por las víctimas de la DANA.

No cuela. No sólo porque lo de París fue el domingo por la mañana y lo de Valencia es el lunes por la tarde y que en avión desde la capital francesa a la del Turia se tardan dos horas.

El monarca español, para este tipo de eventos, necesita el visto bueno de La Moncloa. Y no lo recibió.

El asunto huele a censura, a estupidez y a pulsión anticatólica de una tropa que ataca las procesiones de Semana Santa, convierte las Cabalgatas de Reyes en sucedáneos del Orgullo Gay, criminaliza el 12 de Octubre y felicita el Ramadán a los musulmanes, mientras estigmatiza la Navidad delos cristianos.

No se si ya se han enterado de que ni Sánchez ni sus ministros han ido a Valencia al funeral por los fallecidos bajo el Diluvio de Levante.

No han explicado la razón, pero no hay que ser un lince para concluir que al marido de Begoña le ha podido el canguelo.

Daba por supuesto Sanchez que lo iban a abuchear o a correr en poleo por la catedral, como le hicieron en Paiporta, y se ha cagado.