Las manos nos ayudan a mantener la mente en forma porque tienen una gran influencia sobre el cerebro. Los centros nerviosos relacionados con las manos ocupan tanto espacio en nuestro sistema nervioso central como todas las demás percepciones sensoriales juntas.

Un ejercicio sencillo es probar a lavarse los dientes con la mano con la que tiene menos fuerza. Los neurólogos recomiendan este ejercicio como una especie de entrenamiento matutino para lograr una mayor concentración. Otro muy fácil es vestirse con los ojos cerrados, otra manera de mantener en forma los 17.000 corpúsculos del tacto que se encuentran en cada mano. Cuando se realizan este tipo de “ataques por sorpresa”, las células receptoras del cerebro realizan nuevas conexiones inmediatamente, lo que despierta de manera mucho más eficaz que el café de la mañana.