No falta nada.
Este 5 de julio de 2024, Begoña Gómez acudirá a los juzgados de Plaza de Castilla, a declarar como imputada por reportearn y tráfico de influencias.
Lo hará ante el juez Peinado, al que uno de los diarios online de los mamporreros del PSOE intenta erosionar con el bulo de que posee dos DNI y que los usa para comprar pisos a granel.
Lo he pasado siempre muy bien como periodista.
He vivido con intensidad, durante los 30 años durante los que salté de un rincón a otro del Planeta Tierra, para reportear sobre desastres y calamidades provocados por la estupidez humana, y durante los 20 que llevo remando como un galeote en Periodista Digital, pero hay veces en las me ha dado vergüenza esta profesión.
Y no me refiero a la que genera la recua de mamelucos sabelotodos instalada en las tertulias de radio y televisión.
La trola de ‘Infolibre’, cuando para ayudar al Gobierno Frankenstein lanzó aquello de que Feijóo había concedido una subvención de 114.000 euros a Sargadelos, cuando él era presidente de la Xunta y su mujer trabajaba para la empresa, tiene atenuantes.
Al sectario Maraña le cegó la pasión y como reconoció contrito -algo que no hicieron Sánchez, Montero o Alegría tras dar aire a la patrña- no comprobó nunca que la empresa de la que hablaba era otra.
La paparrucha de ‘Público’ sobre los carnets del magistrado no tiene un pase y deja en evidencia que Angélica Rubio, ex jefa de prensa de Zapatero y directora del pasquín, tiene menos luces que un barco pirata.
No sólo parece no saber sumar la paisana o ser ajena al sentido común, sino que persiste en la infamia a ver si cuela.
Volviendo a la corrupción y a los tribunales, no tardará en sentarse también en el banquillo el músico David Azagra, hermano pequeño del amo del PSOE y residente fiscal en Portugal, con domicilios en Elvas, Bangkok y San Petersburgo, que pisa menos el curro que Pablo Iglesias la ducha pero ha multiplicado por diez y en tiempo récord su patrimonio.
Imagino que tampoco falta mucho para que empiecen a desfilar por los juzgados los Tito Berni, Koldo, Ábalos, Armengol y compinches, incluido el fiscal general Don Alvarone García-Ortiz.
Cuesta imaginar que en una democracia digna de ese nombre, el presidente de turno aguantaría un día en el cargo, con semejante fardo de mierda a la espalda.
Aquí no sólo no dimite el responsable del latrocinio, sino que pone el aparato del Estado, trufado de lacayos, al servicio de su ambición personal, retuerce el Código Penal y anuncia medidas para censurar, sancionar y clausurar los medios de comunicación que informen de sus desmanes y de los de su cuadrilla.
Vamos a ver con que esquema inquisitorial nos sale Sánchez este 17 de julio y qué hacemos.
Como dijo Julio César camino del Rubicón, ‘cuando lleguemos a ese río, cruzaremos ese puente’.
De momento tenemos una cita ineludible este viernes, alas 9:30 de la mañana, con Begoña la alegre conseguidora y el juez Peinado en el juzgado 41 de la Plaza de Castilla.
¡Nos ve